martes, 9 de abril de 2013

Mi querido hijo confundido






No importa cuanto te distraigas ni el empeño que pongas en negar quien eres, hijo mio a mí no puedes engañarme, yo puedo ver tras la maraña de mentiras e ilusiones con que intentas confundirte. Tu esencia brilla con tal esplendor que aún todas esas capas de rabia, miedo y frustración con que la cubres no pueden opacar su fulgor.
Quizás quieras jugar al olvido, no hay problema, puedes hacerlo el tiempo que desees, pues para mi no hay plazos ni apuros, tengo la eternidad para esperar manifestarme en el momento preciso en que recuperes la cordura.
Yo soy la inmensidad de tus anhelos que habitan en ti, soy el resumen y la integración perfecta de eso justo que dices no ser, en ti habito y espero el grandioso día en que reconozcas mi presencia, pues no soy otra cosa que quien postergas ser, yo soy el que soy, tu creador que te hice a mi imagen y semejanza en la presunción que vivirías como tal en la libertad que te he dado, pero observo que no estás preparado para ser el hijo que en mi propósito quiero que seas.




Sé que te distraes, tantas cosas "importantes" y "urgentes" te mantienen ocupado, ya llegará el día te dices, quizás el año entrante tendré tiempo para recordar, mientras tanto consumes tu felicidad como una vela prendida en una sala vacía, te gastas en desesperada búsqueda de lo que ya tienes y olvidas que sólo necesitas detenerte y sentir la plenitud de Mi que ya habita en Ti.
Mi querido hijo confundido, sufres porque si y porque no, por lo que no tienes y por lo que sí tienes, pues temes perderlo. Sufres porque el tiempo se va y lo desperdicias como si fuese eterno, sufres por el desgaste de tu cuerpo y lo maltratas como si fuese indestructible. Sufres porque el amor no llega a tu vida y te tratas a ti mismo con tanto desamor como si no merecieras ser amado. Sufres porque no eres valorizado y te das a ti mismo menos valor que las posesiones que no tienes.
Si tan sólo pudieses por un segundo verte como yo te veo, si tan sólo por un momento respirases profundo y sintiese tu verdadera vibración, si tan sólo comprendieses lo infructuoso de tanto afán, entonces tu rostro se iluminaría y tus ojos brillarían con tal intensidad que toda la ilusión que te rodea quedaría al descubierto y la grandiosidad de tu esencia se reflejaría en cada rincón de tu vida, porque a mí no puedes engañarme….







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